viernes, 21 de agosto de 2009

La Danza y los Movimientos Expresivos

Los seres humanos se encuentran atados y ligados por sus imágenes corporales. Uno de los motivos de la transformación y del recubrimiento con el vestido es el deseo de superar la rigidez de la imagen corporal. Así es posible transformarla mediante el uso de ropas, adornos o joyas y también podemos cambiar el cuerpo mismo como tal. Según las costumbres de las tribus primitivas, el individuo no sólo emplea pinturas y tatuajes sino que perfora las orejas, la nariz, los labios, las mejillas, insertando trozos de madera o metal en distintas partes del cuerpo.También podemos tratar de modificar la imagen corporal de manera menos violenta mediante cualquier clase de gimnasia. El contorsionista lleva al extremo este juego con el propio cuerpo, y el placer que nos produce observar sus pruebas se basa en nuestro deseo de franquear las limitaciones corporales. Sin embargo, ese placer no se encuentra exento de cierto miedo y desagrado. Nosotros deseamos, ante todo, la integridad y la totalidad de nuestro cuerpo, y tememos cualquier cambio que pueda privarnos de una parte de él (complejo de castración); pero, a pesar de eso, constantemente hacemos experimentos con nuestro cuerpo. El placer que sentimos al imaginarnos otros seres con un gran número de miembros constituye un ejemplo. Personalmente recuerdo la profunda impresión que me hizo una función de variedades en la que el cuerpo de un actor se hallaba tan bien disimulado tras el cuerpo de otro, que sólo aparecían a la vista sus brazos y sus piernas, de tal modo que se tenía la impresión de ver un individuo con cuatro brazos y cuatro piernas. No es esta sino la explotación del placer que provoca la multiplicación de los miembros. Y el mismo tema aparece en los dioses y diosas de la India con sus innumerables miembros. Cosa que se repite en los dibujos infantiles.Hay otra manera de disolver o debilitar la imagen rígida del modelo postural del cuerpo, y ella es el movimiento y la danza. Siempre que nos movemos cambia el modelo postural del cuerpo. El esquema previo permanece en segundo plano y sobre él se construye el nuevo esquema. El movimiento, y en especial la danza, expresan reflejos posturales a medias conscientes. Constituye un fascinante problema indagar qué es lo que se expresa en la imagen corporal y qué no lo hace. La imagen óptica que se produce en los movimientos rápidos de la danza tiende a la multiplicación. Cuando miramos a los bailarines girar rápidamente en torno a su eje vertical pueden verse dos cabezas en vez de una. Estos movimientos también ejercen influencia sobre la percepción del cuerpo. Todo movimiento rápido, sobre todo si es circular, modifica la sensación de liviandad o pesadez del cuerpo. La tensión y la relajación de los músculos que mueven el cuerpo a favor o en contra de la ley de gravedad, en los movimientos centrífugos, pueden ejercer una gran influencia sobre la imagen corporal.
El fenómeno de la danza es, por lo tanto, un aflojamiento y alteración de esta imagen.
El hecho de que sean tantas las danzas que hacen uso del movimiento circular tiene un profundo sentido vinculado con la mayor libertad en lo concerniente al peso del cuerpo. Es notable en las danzas rituales donde a menudo se ingieren ciertas drogas, las que afectan el equilibrio central, cambiando la imagen del cuerpo y aflojando su forma rígida. Conviene agregar la importancia de las ropas, en el caso de las bailarinas, las que proporcionan una sensación más intensa de libertad en lo relacionado con la gravedad y cohesión del modelo postural. No hay duda de que este aflojamiento de la imagen corporal trae consigo un cambio de actitud psíquica.Hablemos ahora de los movimientos expresivos en relación con el modelo postural. Todo cambio efectuado en la actitud psíquica provoca un cambio en la situación dinámica, el que se experimenta como una modificación de la tensión muscular, bajo la forma de un esfuerzo o un aflojamiento. Existen secuencias específicas que tiene lugar en un movimiento, como sería el de súplica, de amenaza o de tristeza. Con la tensión se halla vinculada una sensación de despliegue de energía; en cambio, el aflojamiento y la relajación de los músculos nos hacen sentir una pérdida de energía y una sensación de pesadez en diferentes partes del cuerpo. La tensión y el relajamiento son los componentes elementales de la secuencia dinámica. Existe una relación tan estrecha entre la secuencia muscular y la actitud psíquica, que se modifica la disposición interna, provocando sentimientos imaginarios que se adaptan a la situación muscular. En los movimientos que expresan desafío aparece una resistencia y un volverse hacia un lado, que se hallan vinculados con una tensión repentina. Dicha tensión se dirige hacia la resistencia y tiene, por lo tanto, una dirección determinada. La tensión alcanza, entonces, una gran intensidad y luego disminuye con igual rapidez, de modo de retornar a su posición anterior. En la actitud correspondiente a la tristeza, los miembros se sienten más pesados a causa de la relajación de los músculos. Esta sensación es difusa y se extiende a todo el cuerpo, al mismo tiempo que se experimenta una tendencia a caer hacia atrás.Es obvio que toda emoción se expresa en el modelo postural y que toda actitud expresiva se halla relacionada con cambios característicos debidos a la pesadez o liviandad de las diversas partes del cuerpo. De esta manera, el modelo postural varía continuamente, yendo y viniendo desde y hacia las imágenes primarias típicas del cuerpo, las que se disuelven para luego volver a cristalizarse. La imagen de nuestro cuerpo muestra, entonces, rasgos característicos de nuestra vida interna. Hay una perpetua conversión de posturas cristalizadas y más bien cerradas, las que se disuelven en corrientes de situaciones menos estabilizadas para dar origen a modificaciones más adecuadas. Por lo tanto, hablamos de la constante construcción de una forma corporal que se destruye y reconstruye continuamente.En este incesante proceso no hay nada automático. Hay emociones que influyen, hay tendencias activas en juego, hay motivos instintivos y voluntarios para construir y destruir incesantemente bajo el influjo de objetivos latentes en la personalidad y en el organismo en su totalidad. Existe una necesidad interna de escapar de cada cristalización definitiva por sus consiguientes limitaciones. Toda emoción se relaciona con movimientos expresivos o, por lo menos, por una tendencia hacia ellos. Toda emoción altera la imagen corporal. Cuando sentimos odio, el cuerpo se contrae, se vuelve más firme y los contornos que lo apartan del mundo se hacen más netos. Esto es producido por la acción de los músculos voluntarios, pero también participan los sistemas simpático y parasimpático. En cambio, cuando experimentamos afecto, tendemos a expandirnos, abrimos los brazos como si quisiéramos abarcar a toda la humanidad. Nos dilatamos, y nuestros contornos son menos definidos. En el Entrenamiento Autógeno de Schultz (*) se insiste sobre la importancia de las sensaciones de pesadez y liviandad como factores preponderantes.Hay una dilatación y una contracción de nuestro modelo postural. Lo reconstruimos incesantemente, fusionamos algunos detalles, agregamos otros nuevos, continuamente estamos experimentando con él. Y cuando las modificaciones que produce el movimiento no nos bastan, agregamos ropas, joyas, máscaras, y toda clase de adornos que expanden, contraen, desfiguran o destacan la imagen corporal, o partes de ellas. Y si eso todavía nos parece poco, buscamos la influencia del tabaco, el alcohol o las drogas.No debiéramos hablar tanto de crecimiento y de evolución si con ello nos estamos refiriendo a un proceso pasivo y automático. En cambio, debiéramos poner énfasis en la continua actividad y en el continuo ensayar y probar del ser humano, lo que es una tendencia de la energía vital constructiva. Ella está vinculada con las necesidades, afanes y energías de la personalidad total. En las fases de este proceso de construcción y destrucción sobresalen dos tendencias principales: una es la tendencia de asegurar puntos de reposo de carácter definido, con ausencia de toda transformación, o sea, tendencia a la cristalización. La otra es un impulso hacia un flujo continuo, hacia una mutación permanente. Estas diferencias se reflejan en las ideas de eternidad y de transitoriedad. Algo semejante se plantea en la física moderna al hablar de quantum y de flujo continuo de energía. Tanto lo transitorio como lo estable son fases de la construcción creadora.Nos hemos referido a los cambios de la imagen corporal. Pero los límites del cuerpo no se hallan donde terminan sus ropas. A causa de un accidente automovilístico sufrí una herida bastante seria en una mano, la que me causó sensaciones dolorosas durante un tiempo prolongado. En los primeros días después del accidente, cada auto que se acercaba parecía implicar un peligro latente que sentía introducirse en una especie de esfera que rodeaba mi cuerpo, aun cuando el vehículo estuviera todavía a cierta distancia . Era como si hubiera alrededor de mi cuerpo una zona íntimamente ligada a mi imagen corporal, formando de alguna manera una extensión de ella. Posteriormente disminuyó el tamaño de esa esfera hasta quedar reducida a la pequeña región de la herida. Esta experiencia me hizo comprender que nuestra imagen corporal se halla rodeada de una esfera de sensibilidad especial. Esto se puede observar aun en sentido fisiológico, puesto que nuestro olor corporal llega más allá de los límites de nuestro cuerpo. Desde un punto de vista psicológico, podríamos decir que los alrededores del cuerpo están animados por su vida. Algunos autores han dicho que irradiamos una substancia específica que centellea en la oscuridad. Sea o no verdad, lo cierto es que todo cambio concreto en el modelo postural también modifica la zona circunstante y la vuelve asimétrica, según sea la situación especial cuando alguien intenta acercarse, incluso nos parece que se introduce en nuestra imagen corporal aunque todavía no nos haya tocado. Es como si llegáramos más allá de nuestros límites corporales.
Paul Schilder.

sábado, 15 de agosto de 2009


Danzar es organizar y crear un caos coherente"
Alberto Dallal


Bailar es una actividad natural del hombre que ha estado ligado a él desde sus orígenes. Cuando hablar no era posible, el gesto, el contacto físico era el que permitía hacerle entender al otro que había visto un enorme oso en lo alto de la colina. El movimiento le enseñó al hombre a imitar lo que veía, recrear la realidad que lo rodeaba asumiendo un rol en donde los brazos se convertían en alas mientras subían y bajaban, el torso al ritmo del arrastrar de la serpiente indicaba el peligro que se acercaba o simular las patas de un flamingo elevando las piernas o el correr del viento, llevó a que la danza se convirtiera en "la madre de las artes" como dice Sachs.
Haciendo tangibles las percepciones del mundo a través de la danza, el hombre al comunicar, conoció su entorno y a la vez descubrió la utilidad de su cuerpo, la primera arma que tuvo para dominar al mundo a medida que lo expresaba. La danza permitió que desde la Edad de Piedra los primeros grupos humanos pudieran organizar sus primeros códigos comunicativos y se apropiaran del espacio para dominarlo. Así el hombre pudo cazar al oso en compañía, invitando a sus amigos a tráves de la danza como lo hacen las abejas, avisar que caería una tormenta o simplemente explorar y someter de forma organizada todo lo que la naturaleza le brindaba en desorden.


"El movimiento es el más poderoso y el más peligroso medio conocido del arte"
Martha Graham

Cuando el hombre aprende a mover su cuerpo y después a hablar, comienza la magia de la danza, porque es a partir de esas dos actividades básicas que el ser humano se diferencia de los animales. El consciente colectivo ya tenía formas de expresarse, el lenguaje del cuerpo tangible le dio vida a aquel que no veía, aquel que era más fuerte que el grupo social y que lo determinaba desde el más allá. El baile se unió a la leyenda, alimentó el mito y le dio poderes al hombre para comunicarse no solo con el otro al que podía ver, sino con sus superiores invisibles que regían su vida.
La danza con su nuevo caracter mágico socializó al hombre porque le dio un papel específico dentro de su grupo. Durante las ceremonias religiosas, el individuo interpretaba a alguien que no era él para entenderse con los demás. La danza fue el primer intento de red, una conexión que comunicaba al hombre con los otros, con las fuerzas de la naturaleza, con los espíritus, con los animales y se convierte en el legado de las costumbres, religiones y guerras de los pueblos; el hombre se mira a sí mismo y desea mantener viva su esencia, incluso su instinto guerrero.
En Oceanía por ejemplo, los indígenas maoríes de Nueza Zelanda utilizan la danza haka como expresión guerrera en la que al son de las palmas y de golpear los pies contra el suelo, enseñan la genealogía de su pueblo y sus victorias alcanzadas; los ya mencionados indígenas arapaho realizaban la "Danza del sol" para llamar al espíritu guardián que los protegía durante los combates con otras tribus, y algunas danzas primitivas griegas como las ménades (sacerdotisas de Dionisios) permitían entrar en contacto con los dioses.

"Musa, deja las quemas a un lado y canta y baila conmigo las bodas de los dioses y los banquetes de los hombres y las fiestas de los felices"
Estesí Corosi, siglo VII a.C.

Continuando con el ritmo histórico, un campesino llamado Hesíodo que en el año 700a.C. vivía en Beocia en las laderas del monte Helicón en Grecia, sufrió una extraña aparición en donde nueve hermosas mujeres le dieron una vara de laurel y le infundieron una voz divina para que viera lo venidero y lo pasado y pudiera escribir así su obra "Teogonía". De aquel bello encuentro con las féminas que él llamó musas y que pudieron haber sido el resultado de una buena noche etílica, la danza se encarnó en una persona, ya no era solo un canal o una serie de códigos para transmitir un mensaje, sino que se convirtió en emisora y perceptora de los movimientos del cuerpo.
Terpsícore, una dama de proporciones esbeltas vestida con una túnica sin mangas y una guirnalda entre los brazos había nacido para la danza y bailaba al son de la lira y la cítara. Hija del dios de dioses del Olimpo, Zeus, y de la diosa de la memoria Mnemosine, o de Urano y Gea en la mitología romana, fue elegida para representar la poesía ligera y la danza, y también se le considera la madre de las sirenas que nacieron de un amorío que tuvo con el dios-río Aqueloo.
Desde las altas culturas antiguas hasta la representación en una mujer que al principio era una ninfa que habitaba los ríos y los bosques, la danza se involucra en todos los campos de la vida del hombre y comienza a ser un sello de reconocimiento propio. Entra a ser parte de lo sagrado (hierático), a comunicar el sentimiento, las creencias y el tributo que se le rinde a un ser superior y de lo profano, la diversión pública y popular del hombre y sus relaciones con los demás como ser social que desea dar a conocer quién es y a cuál grupo pertenece.
La Biblia cuenta cómo bailar era una actividad muy común entre los hebreos, el rey David bailaba y las vírgenes de Israel también lo hacían para conmemorar acontecimientos importantes. En Grecia la danza educaba; era como tomar Coca-Cola que con todo sabía bien: desde las ceremonias más solemnes hasta el ditirambo en honor a Dionisios en donde un celebrante y cincuenta danzantes interpretaban el ciclo de la vida, o en Roma en donde la danza se convierte en una necesidad social y sexual, símbolo de la locura y el desenfreno de una cultura abierta a todo.
La danza con su caracter mágico, religioso, lúdico y comunicativo podríamos decir entonces que es una forma de discurso porque plantea una muestra de identidad dentro de una escena, esa idea la aprecia e interpreta un público hacia el cual la danza va dirigida. Así como en el discurso se utiliza un tono de voz y unos ademanes específicos, la danza trata de persuadir con el vestuario, los colores, el ritmo de la música, los movimientos, el maquillaje y las máscaras; todo un paquete de información que le llega al espectador y puede llegar a transformarlo a partir de lo que le haya quedado de ella.

"Danza como expresión de formas de vida estructuradas"
Alberto Dallal

En Egipto y Mesopotamia apareció la danza como arte con el danzante profesional, creado por la aristocracia de estos pueblos, para que realizaran espectáculos que los entretuvieran. Los incas en el Perú combinaron la música, la danza y la poesía en un escrito llamado qhashwa, la canción de la alegría y la diversión. En Grecia y Roma, las fiestas dionísiacas o bacanales no solo recordaban al dios del vino sino el propio arrebato de la carne del hombre. En la Edad Media la danza coartada por la Iglesia evoluciona desde el anonimato exaltando la muerte y lo macabro. Hoy, los love parades o fiestas de trance enloquecen a los jóvenes, y los pasos del baile de moda "aserejé" los enseñan hasta en los noticieros de televisión.
Es así como tras las huellas de Terpsícore se encuentra la magia de la danza como pilar fundamental del desarrollo de las culturas y las artes en el mundo. El fin de bailar no solo es de realizar un espectáculo agradable y coordinado a la vista para causar admiración o risa. La danza es un libro que solo necesita la armonía del cuerpo humano y los ritmos musicales como materias primas para explicar la historia de un grupo social que se apropia de un espacio a través del movimiento para volverse una unidad y sentirse un ser superior.
El cuerpo por sí solo comunica: tango, danza árabe, tailandesa, hindú, griega, egipcia, merengue, salsa, champeta, esconden tras el mover de las manos y las piernas y el cimbrear de las caderas, el pensamiento del ser humano. Calíope con la poesía épica, Clío y la historia, Polimnia y la pantomima, Euterpe y su música, Erato con la lírica coral, Melpómene y Talía con la tragicomedia, Urania y la astronomía y Terpsícore a través de la danza, fueron el intento mitológico de la antigüedad para explicar las diversas facetas del comunicar del hombre; como él logra hasta nuestros días expresarse a través del arte.

La danza, un fuerte elemento de comunicación


"Adiós mundo desdichado, adiós dulce vida, adiós.
Adiós montes, fuentecillas, adiós bosques y colinas.
Y a ti infeliz patria nuestra, adiós para siempre adiós.
Las suliótisas no solo aprendieron a vivir,
saben también dar la vida, antes que volverse esclavas.
Como si a una fiesta fueran, llevando lilas floridas
al Hades van descendiendo, con cantos, con alegría.
No vive el pez en la tierra, ni en arenal la flor.
Las suliótisas no pueden vivir sin la libertad.
Danza de Zalongo

Traducción de Miguel Castillo Didier


Cuenta la historia, que las mujeres del pueblo de Zalongo en Grecia hace muchos siglos atrás, ante la inminente llegada de los invasores a su población, decidieron lanzarse desde los acantilados al abismo junto con sus hijos, mientras danzaban y cantaban la decisión que habían tomado: morir dignamente en vez de padecer una esclavitud de por vida.
A muchos kilómetros de distancia, la tribu Arapaho en Norteamérica, realizaba alrededor del año 1880 la llamada "Danza del espíritu", una serie de movimientos y cantos amenizados por los efectos alucinógenos del peyote, una planta originaria de México que les daba la fuerza a los indígenas para autoafirmarse como grupo y aniquilar a uno que otro colono blanco y no recordar nada al día siguiente.
La danza. ¿Cuál es la magia de este arte para ser un elemento de comunicación tan fuerte para el hombre?