texto : monografía de “DANZA BUTOH, UNA VIA HACIA LA SENSIBILIZACION”
VIVIANA YAEL MATOS GÜIMIL
VIVIANA YAEL MATOS GÜIMIL
CONCEPCIONES DEL CUERPO A TRAVES DE LA HISTORIA DEL MUNDO OCCIDENTAL:
El cuerpo es definido por la sociedad en la que es formado, es el lugar de expresión de todas las normas y valores que gobiernan la misma influenciando las posibles relaciones entre los sujetos que la forman, modificando y hasta moldeando a cada individuo en si. Por lo tanto el cuerpo es visto como un doble simbolismo en el que se funde lo social con lo individual y a su vez a partir de esta dualidad se construye la identidad del sujeto.
Las concepciones del cuerpo han evolucionado desde la visión primitiva en la que el mismo tenía un lugar de existencia anónima, donde el individuo no existía como tal sino que se fundía con la existencia y conservación del grupo al que pertenecía y por lo tanto no había simbolización de lo personal, de la identidad individual si no que era parte de un todo, cósmico y social.
Hasta la visión del cuerpo como signo de singularidad, pasando por una etapa de escisión entre cuerpo y alma, aislando al sujeto en un individualismo que lo reduce a una relación de posesión con su cuerpo viviéndolo como objeto despojado de identidad.
Nos detendremos en algunas concepciones significativas respecto de la escisión del sujeto en un cuerpo separado del alma para poder comprender la relación cuerpo-sujeto-movimiento actual.
La primera es la conceptualización de Platón, en la que se consideraba la existencia de un mundo ideal, fijo e inmutable, único depositario de realidad y verdad.
Opuesto al mundo físico: cambiante, aparente. En el que solo existen imitaciones del mundo de las ideas. Esta concepción de mundo escindido dio como resultado una concepción de hombre escindido. Platón lo consideraba como condenado a una eterna sensibilidad, a la prisión de su cuerpo tomado como envase que retiene al alma, fuente de error y desconfianza (después ligado al pecado) que solo era capaz de lograr trascendencia (para que el sujeto se salvara) a través del pensamiento filosófico (lo sagrado, la unión con un paraíso: acabado, perfecto, inmutable, estático). Cabe destacar que Platón fue esclavizado fuera de su tierra durante por lo menos diez años, por lo que resulta comprensible que se refugiara en un mundo ideal, para poder soportar los sufrimientos corporales a los que era sometido.
Durante la edad media, desde la moral judeocristiana el cuerpo era tomado como deposito de lo oscuro, del peligro, de lo animal, debía ser controlado para lograr su purificación y luchar contra el pecado, que no era otra cosa que el cuerpo deseante.
En la concepción de cuerpo escindido de Descartes, el mundo era constituído sólo por pensamiento y materia. El cuerpo era separado radicalmente de la razón, siendo parte del mundo de las cosas y considerado como un objeto, a partir del cual no era posible obtener ninguna certeza ya que era falible, y la única relación que era posible entablar entre mente, cuerpo y naturaleza era de nivel utilitario, de dominación, de control, de posesión. Por lo tanto Descartes al apoyarse en la razón como única fuente de comprobación de la existencia (cogito ergo sum), y punto de partida para la concepción de superioridad sobre la naturaleza, pone al cuerpo en el mismo plano que Platón.
Puede tomarse el hecho del dualismo cuerpo / alma como una necesidad de paliar el miedo a la muerte. Sabiéndose mortales y siendo conscientes que durante su existencia no se le proporcionaban las libertades necesarias para desarrollar la afectividad y una relación sana con el propio cuerpo, se hacía necesario refugiarse en un mundo mágico, que no cambiara, en el que no era posible el sufrimiento y al cual se podía acceder por medio del pensamiento como escape al dolor físico, emocional. Así, si uno cultivaba el acceso a ese mundo en vida, tenia paso libre hacia la eternidad.
Todas estas concepciones de lo corporal que intentan separar la verdadera unidad indisoluble que es el sujeto, implican dejar de lado el deseo, lo erótico, lo lúdico, el humor, lo festivo, lo vincular, el placer, lo grupal.
A principios del siglo xx los ideales de la modernidad van cayendo por efecto de lo destructivo que resultó el ideal de progreso: guerras, era industrial, etc. Una nueva concepción del hombre se fue gestando en la que éste dejaba de ser un “individuo” aislado, para comenzar a ser tomado como sujeto que contiene lo múltiple y lo único en si mismo y en relación con el mundo externo.
Pero aun así llevaría mucho tiempo para que esas teorías se insertaran en la sociedad, había (y hay) que curar todavía esa herida que nos partió en dos. Foucault sostenía que el cuerpo esta contenido en relaciones de poder y dominación y que solo a partir de un peculiar modelo de sujeción es posible convertirlo en fuerza de trabajo. Así el cuerpo es encarcelado por estas fuerzas de dominación y producción que “… lo cercan, lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos”…
Actualmente el cuerpo es sometido a la imagen, la forma, la salud, la eterna juventud, los rituales de purificación, la mistificación. Convirtiéndolo en un objeto sobrevalorado, mercantilizado, siempre como cuerpo herramienta al que se debe cuidar, pulir estoicamente, con sacrificios y privaciones o hasta degradarlo con drogas para lograr el triunfo, los privilegios, el status, el poder…
Esto nos demuestra que se mantiene vigente el paradigma dualista. Los medios de comunicación difunden un cuerpo que de alguna forma recogen de la realidad, pero lo devuelven transformado en un cuerpo ideal, impuesto a los sujetos. Como fin ultimo de su corporeidad solo existe el hecho de “tener” un cuerpo “aceptable”, “consumible”,”normal” y desde las exigencias institucionales un cuerpo “uniforme”. Si bien a nivel teórico el cuerpo es tomado desde una perspectiva de unificación y más global queda mucho por hacer para que este paradigma se inserte interiormente en los sujetos.Dando cuenta de los problemas que surgen de esa escisión los profesionales de la psicomotricidad han avanzado en cuanto a técnicas y rehabilitaciones que unifican al sujeto para lograr una mejor calidad de vida.
La psicomotricidad recupera el lugar la unidad del cuerpo desde una visión integradora teniendo en cuenta no solo lo biológico, sino lo emocional, la capacidad de relación y de afecto, de expresión, que son visibles a través del equilibrio, el tono muscular, las conductas de apego. Partiendo de una concepción del hombre como emergente de sus circunstancias histórico sociales y en transformación, puesto como principal constructor activo de cambios sociales, culturales, biológicos, ecológicos y lingüísticos es como esta ciencia logra abarcar al sujeto en un intento por ayudarle a superar el aislamiento y producir relaciones sanas entre su mundo interno , externo e interpersonal. El cuerpo y el movimiento son tomados como señales que constituyen su salud, su desarrollo, sus posibilidades de aprendizaje e inserción social activa, y también las señales de la enfermedad, de la discapacidad y de la marginación.
La psicomotricidad aparece como una puerta abierta al identificarse con las necesidades mas profundas de los pueblos, buscando respuestas para satisfacerlas en la experiencia social acumulada, tomando las técnicas y practicas que los pueblos han creado para desarrollarse. Intentando que cada sujeto sea consciente de sus condiciones concretas y no ilusorias de existencia, de su contexto familiar, comunitario, histórico que lo determina y configura su identidad y para que partiendo de un conocimiento pueda crear nuevas formas de relación con la realidad, apropiarse de ella para transformarla transformándose.
Para lograr una reflexión más profunda se agrega un pasaje del libro “Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea” de Erich Fromm:
“Para sentirse a gusto en el mundo, el hombre debe percibirlo no sólo con la cabeza, sino con todos sus sentidos, con los ojos y los oídos, con todo su cuerpo. Debe realizar con su cuerpo lo que piensa con su cerebro. El cuerpo y el alma no pueden estar separados en éste, ni en ningún otro aspecto. Si el hombre capta el mundo y de esa suerte se une con él por el pensamiento, crea filosofía, teología, mito y ciencia. Si expresa su percepción del mundo por medio de sus sentidos, crea arte y rito, crea la canción, la danza, el drama, la pintura, la escultura”.
La danza Butoh como la mayoría de las técnicas orientales actúa sobre, desde y en el sujeto liberándolo de las estructuras sociales, unificando todas sus esferas, es un puente entre el mundo exterior y el interior y a la vez busca lo espontaneo, el momento presente, borra todos los conceptos para dejar que el sujeto renazca una y otra vez en el abismo de la falta de estereotipos. Unifica mente, cuerpo espiritualidad y espacio. Al ser una danza tan universal permite que cada hombre o mujer que lo baile desarrolle su propio lenguaje indagando en cuestiones físicas que nos unen a todos peor que a la vez son únicas en cada uno.
Por eso se plantea como una alternativa, un vehículo para recuperar el cuerpo perdido, robado. Y no es casual que el pueblo de Japón haya desarrollado esta técnica en época de posguerra.
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